Ella nunca pidió más de lo que debía, el nunca tomo más de lo que quería, y aun así fue demasiado.
Estaba inversa en las brumas del alcohol, insensible a todo, vulnerable de todo, y entonces llegó él, con esa sonrisa que aparezcan mil mariposas en el estomago, y la habitación parezca tres veces más luminosa, la miró a los ojos y la dijo sin palabras cuanto la quería.
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